Sí, la pandemia cambió muchos aspectos de la vida laboral. Y hablamos no solo el ‘dónde’ cumplimos nuestras obligaciones, sino el ‘cuándo’.

Allí es donde entra este nuevo término para de jornada de trabajo no lineal. Se refiere a que no se ejecuta precisamente paralelamente a la de otros empleados ni en un lapso continuo.

Olvidémonos por un rato el famoso de 8:00 a 5:00, con una hora para almorzar a mitad de jornada.

Desde la pandemia, los trabajadores no sólo han estado haciendo su trabajo desde lugares remotos, sino que también han cambiado cuándo lo hacen.

Lo inusual se hace normal

En tiempos de nuestros padres, esta tipo de jornada de trabajo no lineal no era siquiera pensable.

Ahora, la adopción masiva de modelos de trabajo híbridos y a distancia, facilita la adopción de horarios cada vez más flexibles. Significa, además, que estas modalidades son más asequibles para amplios sectores de la población laboral activa.

Y aunque nos parezca alejada, algunos de nosotros ya practicamos la jornada de trabajo no lineal de forma inconsciente. Ocurre cuando elegimos laborar a última hora de la noche o adelantando proyectos a primera hora de la mañana.

Todo esto significa que los empleadores deben tener esta nueva modalidad en su radar. Quizás no para todos sus empleados, pero sí para aquellos que por nivel de confianza, actividades y antigüedad demuestren la actitud correcta.

Las ventajas de la jornada de trabajo no lineal

El trabajo asíncrono, como también se le llama a la jornada de trabajo no lineal, tiene innumerables ventajas, siempre que se tomen ciertas medidas.

El control del tiempo personal es la base de la jornada de trabajo no lineal.

Por ejemplo, el trabajador aprovecha tiempo que otros no para realizar tareas específicas. Luego acorta su jornada laboral al final del día.

También puede ocurrir que un padre se tome dos horas por la tarde para buscar a su hijo en el colegio y compartir la comida. Después completa su jornada después que su hijo se vaya a dormir.

Lo cierto es que cada vez son más los trabajadores que buscan posiciones que les ofrezcan horarios flexibles y la posibilidad de organizarse a su conveniencia, reduciendo así el estrés y el cansacio.


Jornada de trabajo no lineal y la productividad

Está comprobado que una mayor flexibilidad suele significar también una mayor productividad.

Por ejemplo: que los empleados en vez de trabajar durante ocho horas seguidas dividan su jornada laboral en bloques que se adapten mejor a sus rutinas. Y esto va acorde al trabajo creativo.

El único detalle es que para que un modelo de jornada de trabajo no lineal tenga éxito tiene que tener un marco de normas, con puntos de referencia que garanticen que los empleados no se alejan demasiado de un horario viable.