Los actores de Hollywood están en pie de guerra contra la inteligencia artificial (IA) y las réplicas sintéticas. A la huelga también se han unido guionistas y juntos exigen que se establezcan límites a la utilización de la IA y las réplicas a partir de la biometría para salvaguardar miles de empleos en la industria cinematográfica.

En el condado de Los Ángeles, California, el auge desmedido de la IA amenaza con destruir todo lo que la industria cinematográfica ha construido. Fran Drescher, presidenta del sindicato de actores de Hollywood (SAG-AFTRA), expresó su preocupación ante el uso indebido de la IA en las producciones de la industria, tildando la tecnología de “cóctel mortal” capaz de “envenenarlo” todo a su paso.

Desde la irrupción del popular chatbot de OpenAI, ChatGPT, se habla de cómo IA podría exterminar empleos, pero nadie había advertido que podría ser en Hollywood. Los puestos más afectados por esta tecnología serían de apoyo administrativo, arquitectura, ingeniería, ciencias sociales y operaciones financieras, entre otros. Pero, el miedo de la industria cinematográfica ha trasladado a la primera plana la posibilidad de un desempleo masivo en el sector.

Cómo ha evolucionado la huelga de actores de Hollywood

En mayo pasado se desató una huelga de guionistas de Hollywood reivindicando una mejora laboral y económica cuando llegara el momento de renegociar el convenio colectivo. 

A aquello le siguió una sentencia refrendada por la jueza del Distrito Beryl Howell, quien falló confirmando que las obras de arte creadas por IA no califican para la protección de derechos de autor. “La autoría humana es un requisito fundamental de los derechos de autor”, aseguró Howell, “si no ha intervenido un ser humano en la creación, no hay derechos de autor”.

Sin embargo, el problema no era que la IA participara en el proceso de creación, sino que no hubiera un humano al timón dirigiéndola. En este contexto, Howell añadía que la normativa relativa a los derechos de autor se diseñó para “adaptarse a los tiempos”, señalando casos en los que “la creatividad humana se canaliza a través de nuevas herramientas o en nuevos medios”. No obstante, insistía Howell, esto puede suscitar preguntas “difíciles” como “¿cuánta intervención humana es necesaria para calificar al usuario de un sistema de IA como ‘autor’ de una obra generada?”.

El temor tomó una nueva dimensión ante la posibilidad de que los estudios decidieran sustituir a los escritores y guionistas humanos por tecnología IA.